Desde que era muy pequeña la minimonina cuando ve a un chico guapo empieza a echarle miraditas, le sonríe, le hace un par de gracias y ¡plaf! el chico cae rendido ante sus encantos...La primera vez que lo ví no daba crédito...tanta coquetería en un cuerpo tan pequeñito me dejó pasmada.
Y va aprendiendo esa arma tan poderosa que tiene: la sonrisa derretidora!
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